Nada puede hacerte ser tan débil como una palabra, esa que
se clava y no consigue derramar ni una gota de sangre, todo se para, hasta lo
inevitable, lo que siempre fue así y que no dependía de ti para avanzar en el tiempo,
se congela: la respiración, el aire, el instante…
Ahora me dirás que las palabras se las lleva el viento, pero
es que estas permanecen a la espera de que las desquebrajes con tu mirada, que te
retractes de tu perjurio, que vuelvas a sentir la necesidad de abrazarme para
que todo ello no cobre sentido en mi memoria y vaya haciendo mella en mis recuerdos;
recuerdos que permanecen en “standby”, que no se fijan como antes, que están a expensas
de tus sinsentidos y esperando a que pulse la tecla “delete” a la que me tienes
acostumbrada.
No puedo perderme en nuestros recuerdos, no debo sonreír
siempre que lo hago porque entonces no estaría viviendo una realidad sino que
esta, es un cúmulo de casualidades no solo buenas sino también desapacibles… “Eso es el amor” me tienen dicho, no les creo…prefiero
sentirlo yo misma, con su carácter bipolar, con sus sonrisas y lágrimas, con su
ying yang pero pensando que de todo ello se puede aprender, incluso de los
grandes errores.
Ya vuelvo a sentir el aire … gracias por tu abrazo
Es así, de todo se aprende, y de los errores se aprende más que de los aciertos. ;-)
ResponderEliminaratlantis2050.blogspot.com
Siempre podremos decir que sufrimos pro que gracias a ello podemos crecer como personas, gracias!
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