Cuanto más creemos que puede llegar a ser algo, cuanto más
confiamos en ello y hacemos castillos donde solo hay piedras, donde la
estabilidad es dudosa y la seguridad de dicha construcción es efímera, cuando creemos
que llegará lejos, más allá del cielo como solemos prometer... es ahí, en ese
instante, cuando más dolor sufrimos por la gran caída, por el vacío que nos
abre sus brazos y sonríe porque ya lo sabía, sabía que caeríamos y esperaba
ansioso ese momento, la pena es que solo nosotros teníamos los ojos vendados ya
que debía de ser una de esas realidades que se ven a leguas y de las cuales
todo el mundo habla como sabiendo más de nuestra vida que nosotros mismos (cosa
que puede ser verdad, porque ya no sabemos si vivimos en un sueño o en la
pesadilla de la cual llevamos años escapando)
Ahora vemos donde nos hemos asentado, ahora descubrimos que
los cimientos no están seguros, que todo el mundo nos lo decía, que esto se
tambalea y nadie, ahora nadie, está dispuesto a sostenerlo; un castillo que ya
no brilla, que se ve ruinoso y lleno de grietas por las que no dejan de salir
agua, esto ya no es nada idílico, ya nos han arrebatado ese velo que nos cubría
y ponía un filtro de color a la vida, que la hacía mejor, diferente, bella…
Ahora sentimos que pertenecemos a ese mundo, que la realidad
nos ahoga, nos oprime y nos han lanzado a ella como presas a los leones
hambrientos, sobrevivir en la incertidumbre, soñar en la penumbra, ¿volver a
palpitar sin sangre? No creo que podamos adaptarnos pero muchos lo logran, aquí
se separan nuestros caminos: lo que muchos harían es huir, escapar de este entramado
de piedras que quedará reducido a escombros y se llevará todo a su paso; yo,
sin embargo prefiero anclarme a este sueño, que tú has decidido tambalear, que
has desestabilizado no sé muy bien porque pero que no quieres volver a unir, no
te arrepientes de ello y yo no quiero seguir viendo donde me has abandonado,
prefiero volver a ver con ese filtro, prefiero silenciar mi corazón y volver a
tararear esa música para que el olvido sea eterno.
Cuanta más música utilicemos para olvidar más lágrimas se
acumularán en nuestro corazón
Es sinceramente genial,y es que tienen razón cuando dicen que lo más seguro que tenemos en esta vida es ser polvo al final de nuestros días porque todos lo demás es tan efímero que duele más el recuerdo que cualquier cosa.
ResponderEliminarGrande, muy grande como siempre Anfítrite.
La música, el tiempo... al final esas heridas acaban curando, y ese camino volverá a ser menos pedregoso. Quizá ahora andemos con pies de plomo, y no volvamos a construir castillos tan a la ligera, ni sintamos esa sangre palpitando viva e inquieta por nuestras venas, pero de alguna forma, volveremos a estar vivos... ;)
ResponderEliminarAunque parezca mentira, los días vuelven a brillar como entonces.
Un besito
me encanta como escribes y tienes toda la razón, el tiempo, todo lo cura...
Eliminar